Detente y echa un
vistazo hacia atrás, a tu vida y concretamente a cómo has tendido a
posicionarte ante las dificultades y los cambios. Es una forma sencilla de
saber de ti.
La educación que
hemos recibido, los contextos en los que nos hemos desarrollado, las
experiencias vitales o el carácter pueden condicionar de algún modo la forma en
que percibimos e interpretamos el mundo y cómo nos colocamos ante la
adversidad, los desequilibrios o los desajustes propios de la existencia, esos
momentos en los que te sientes desordenado o con tu mundo del revés.
El cambio y la transformación
personal forman parte del crecimiento interior y estamos diseñados para
abordarlos con eficacia. En ocasiones nosotros mismos nos boicoteamos y
dificultamos el paso a otras etapas de nuestra vida y nos instalamos en
dinámicas de sufrimiento.
A veces llega el cambio y no podemos escapar de él, no podemos escapar de la incomodidad.
Lo cierto es que
tendemos a buscar la estabilidad y cuando algo la amenaza se activan las
señales de alarma. Algunas personas se resisten a aceptar la ruptura del
equilibrio y hacen caso omiso a los indicadores llegando a tener una vida
insatisfactoria primando conservar lo que les es conocido a pesar de que no se
sienten plenos. Otras personas actúan, se reajustan y se reinventan con
relativa facilidad esforzándose por conseguir reconquistar su bienestar.
FOTO:http://leticiabrando.com/afrontando-los-cambios-2/
¿Qué influye en el
modo en que afrontamos los posibles grandes cambios vitales?
1-Las creencias
asociadas a la situación o, dicho de otro modo, los pensamientos de base
relacionados con lo que te está sucediendo pueden invitarte a continuar o a
detenerte y bloquearte. El grado de tolerancia hacia lo nuevo que sucede, lo
que piensas sobre ti mismo y los otros, lo que “está bien” y lo que “está mal”
según tus parámetros y los de tu entorno inmediato condicionan el modo en que
conceptualizas lo que te está ocurriendo.
2-La percepción
de control que tengas sobre la situación es importante porque en función de
ella decides y actúas. Si consideras que algo depende de ti en gran parte harás
por intervenir, mientras que si partes de que no puedes cambiar la situación
tenderás a inmovilizarme y esperar. La
percepción es subjetiva y puede estar desajustada con la realidad por lo que
analizarla puede dar la clave para ahorrar energías y emplearlas de forma
eficaz.
3-El pensamiento
rígido o flexible obstaculiza o facilita la generación de alternativas o “buenas
soluciones”. Si tiendes a pensar que hay una única “forma de hacer” cuando ésta
no sea viable o te genere malestar te resistirás a cambiarla, mientras que si
tiendes a flexibilizar y tolerar otras opciones como posibles o válidas
caminarás en otra dirección desde la serenidad y la aceptación.
4-El resultado
del balance personal general que haces sobre lo que está ocurriendo depende
de la percepción de pérdida y ganancia. En los momentos críticos eres
consciente de que algo dejó de estar de un modo determinado si bien desconoces
como restaurarás el equilibrio. Es importante dejar ir, soltar o liberar lo que
fue para que puedas avanzar y construir algo nuevo, algo que encaje con lo que
sientes profundamente en el aquí y ahora y que sea honesto contigo.
5-Las emociones
asociadas a los procesos de cambio en las etapas iniciales suelen generar
malestar, para poco a poco dejar paso a la convivencia de las emociones positivas
y negativas de forma intercalada. De “todos los días “malos” pasas a tener
algunos ratos de calma o cierto disfrute, justo cuando comienzas a visualizar
ciertas ganancias de la transformación. Todo este proceso de incertidumbre está
vinculado a las habilidades que tengas en la gestión emocional siendo el
cambio un promotor del aprendizaje sobre ti mismo, tus estrategias de
afrontamiento y la propia vida.
6-Los miedos a
perder, a no ganar, a dañar, al rechazo, a no alcanzar tus objetivos, a
perderte o a sufrir se pueden disparar y hacerse grandes. En ocasiones se hacen
tan grandes que pueden llevarte a no ser justo contigo mismo y no asumir el
riesgo intrínseco que conlleva ser auténtico y VIVIR.
7-El apoyo y el
grado de aceptación que percibes puede influir en menor o mayor medida en
la forma en que te posicionas ante lo que te ocurre. De ahí la importancia de
rodearte de personas impulsoras que acolchen y amortigüen el impacto de la
propia sensación de vértigo inicial y posterior desequilibrio.
8-Ante la adversidad
o el desajuste puedes instalarte en el peligroso papel de víctima o en el de
verdugo/juzgador. El primero se caracteriza por colocarte en una posición
de padecimiento, vulnerabilidad, incapacidad y negatividad. La responsabilidad se deposita
en lo externo. Puedes sentir pena o lástima por ti mismo, no creer en tus
capacidades o posibilidades o pensar que la vida te está castigando de algún
modo o la mala suerte se ha cebado contigo. En el segundo, en el papel del
verdugo, predomina una actitud excesivamente crítica contigo mismo o con los
demás en la que te muestras intransigente y juzgador del bien y el mal
impartiendo “justicia”, viendo el blanco o el negro únicamente y no
considerando la gama de grises.
9-Conocer el
proceso de cambio interior y transformación, sus fases o incluso haber
salido airoso de procesos previos vividos proporciona cierta serenidad y
facilita que las emociones fluctúen en intensidades moderadas evitando entrar
en pánico.
10-Escucharte,
conocerte y atender las señales propias y externas te invitan a conectar
con tu fuerza interior y creer en la posibilidad de que fluir te acerca a tu esencia personal.
Socialmente nos
preparan para lo estable, lo normativo y el disfrute de la emoción positiva,
pero lo cierto es que la inestabilidad, la diferencia y diversidad o el
malestar es vivenciado por todas las personas. Generalmente aprendemos a
gestionarnos en el devenir de la vida y descubrimos que ambas formas se
entremezclan y conviven con nosotros. Periodos de calma y periodos de
tempestad, ambos necesarios para valorar uno y otro, para crecer, para ser y
estar de un modo de genuino.
FOTO: http://www.cambiandoelrumbo.com/index.php/herramientas-para-el-cambio/