lunes, 29 de abril de 2013

Educar en Igualdad = Prevenir la Violencia de Género


¿Conoces algún cuento en el que una princesa valiente afronte dificultades para salvar a su bello príncipe desvalido?, ¿crees que un hombre y una mujer tienen que demostrar lo mismo para acceder a un mismo puesto de trabajo?, ¿qué pensarías si ves en el cine a una chica rodear con su brazo los hombros de su chico mientras éste llora emocionado por la película?, ¿cuántos hombres y cuántas mujeres de tu entorno ocupan puestos de responsabilidad?, ¿qué te sugiere una unidad familiar en la que la mujer sea la única sustentadora y el hombre se ocupe del cuidado de los hijos y de las labores domésticas?, ¿prefieres que tu hijo vaya a ballet o a fútbol como actividad extraescolar? , ¿prefieres que tu hija juegue con un carrito de bebé o con un coche de carreras teledirigido?, ¿quién determina lo que “es de chicos” y lo qué es “de chicas”?, ¿fomentamos el desarrollo integral de las personas independientemente de su sexo?, ¿crees que el sexo de la persona determina la forma de comportamiento aceptable en pareja y en sociedad?

 
La Declaración Universal de Derechos Humanos de Naciones Unidas aprobada en 1948 reafirma el principio de la no discriminación y proclama que todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos, sin distinción alguna de raza, color, sexo, idioma, religión, opinión política o de cualquier otra índole, origen nacional o social, posición económica, nacimiento o cualquier otra condición.


En 1976 España ratificó la adhesión a la Declaración y en 1978, la Constitución Española estableció la obligatoriedad de regir su normativa acerca de los derechos con arreglo a ella y a los pactos ratificados, por lo que configuró un marco legislativo basado en la igualdad entre hombres y mujeres.

Dicho reconocimiento sirvió de motor para que gran parte de la sociedad comenzara a abrir los ojos y se plantease que efectivamente hombres y mujeres son iguales (iguales derechos, iguales ante la ley y no pueden ser discriminados por su sexo) y para que empezaran a cuestionarse la veracidad de concepciones estereotipadas heredadas que perpetuaban una clarísima diferenciación de capacidades, actividades y espacios en función de si se nacía hombre o mujer (hombre sustentador y protector de la unidad familiar, con capacidad de decisión, fuerte, dominante y enmarcado en el área social y mujer con labor asistencial del hombre, emocional, sumisa, vulnerable, cuidadora de la prole, fuente de afecto y relegada al hogar).

A día de hoy sabemos que dichas concepciones, o resquicios de ellas en el mejor de los casos, continúan vigentes en muchas familias y entornos sociales. Se encuentran tan automatizadas y justificadas, por haber existido de ese modo durante tanto tiempo, que pasa desapercibido el “daño” que hace mantenerlas vigentes.


Donde hay Violencia de Género hay desigualdad de sexos, superioridad de uno frente a otro. Por tanto educar en igualdad es prevenir el maltrato e implica valorar la diferencia pero no la desigualdad, la dominación de uno sobre otro, la violencia o la injusticia.

En una relación de maltrato subyace una concepción machista donde el hombre emplea diferentes mecanismos de control para garantizar su posición de superioridad, desde el maltrato sutil hasta la más extrema violencia psicológica, sexual o física.

Alcanzar la igualdad efectiva significa apostar por el pleno desarrollo intelectual, social, afectivo, laboral y físico de las personas sin limitaciones o restricciones establecidas por su sexo.


En base a todo ello, la posición que mantengamos al respecto marcará la educación que demos, reforzando unas actitudes frente a otras y estableciendo de este modo lo que consideramos aceptable o más adecuado. En función de dicha educación, los niños y niñas estructurarán la percepción de sí mismos y del otro más deseable según su entorno, desarrollarán sus expectativas y la forma de interacción entre ellos.

Existen infinidad de programas de Educación en la Igualdad puestos en marcha en las escuelas o en talleres socio-psico-educativos dirigidos a colectivos en los que siguen enraizadas concepciones machistas que justifican la no igualdad de oportunidades para los hombres y las mujeres y que mantienen la concepción de la mujer como “incapaz” o “inhábil” para tomar sus propias decisiones o gestionar su propia vida de forma independiente.

Es muy importante tomar conciencia de que cada uno de nosotros, hombre o mujer, desde su posición en su familia, entorno o comunidad puede favorecer la conquista de la Igualdad real y efectiva de oportunidades, de trato, de derechos y de posibilidad de decisión.

 

A continuación enlazo una versión alternativa de dos clásicos cuentos patrocinada por la Unión Europea y el Servicio Nacional de la Mujer del Gobierno de Chile (SERNAM). Sin duda, invita a la reflexión.

¿Qué valores nos pretenden transmitir?, ¿qué cualidades asocian a cada personaje?,...


 

 

Susana Tárrega Verdú

jueves, 25 de abril de 2013

Saliendo de la "zona de comodidad"


Proliferan los vídeos y exposiciones referentes a la “zona de comodidad” o “zona confort” en los diferentes buscadores y bibliografía sobre el coaching y las Teorías del Liderazgo. Sin duda es una interesante y clarificadora forma de explicar por qué algunas personas alcanzan el éxito personal, social o laboral y otras no, o por qué algunos crecen y evolucionan mientras otros permanecen igual, en el mismo sitio y con la misma actitud año tras año.

Si imaginamos una rosquilla, llamaríamos zona de comodidad a la parte central, el círculo de dentro. En esta zona es donde vivimos y nos sentimos seguros, “cómodos” con lo que nos rodea, limitados por nuestra propia experiencia en cada una de sus áreas (personal, de pareja, social, laboral,...). Se encuentra en su zona de comodidad quien se relaciona con las mismas personas, tiene una pareja con la que no está ajustado, tiene un trabajo desde hace tiempo que no le llena, va a los mismos lugares y hace las mismas cosas mes tras mes sin pretender cambiar nada a pesar de no sentirse pleno consigo mismo o con lo que le rodea.

En la zona exterior de la rosquilla se encuentra el crecimiento, el éxito y la auto-realización; si bien entre ambas, entre la zona de comodidad y el crecimiento,  encontramos un cinturón o espacio que las separa. Recibe un nombre distinto según quien la nombre. Para algunos es la zona de aprendizaje y para otros la zona de pánico, a pesar de ser el mismo sitio. Incluso hay gente que lo considera zona de aprendizaje que limita con la zona de pánico. Da igual cómo lo llamemos.
¿Qué encontramos allí dentro?

En esta zona intermedia entre la de confort y el crecimiento hay nuevas experiencias, inquietud, temor al cambio, nuevos compromisos, temor a perder, riesgo, oportunidades, excitación, decisiones, incertidumbre, INCOMODIDAD, emociones ambivalentes, cambio, fluidez,… todo aquello que si afrontamos nos lleva al crecimiento.

Puntualmente salimos de la zona de comodidad hacia la zona de dicha INCOMODIDAD y volvemos a nuestra zona de confort haciendo que ésta útlima se extienda un poco más (viajes, conocer nuevas culturas, relación con personas muy distintas a nosotros y nuestro entorno…); en otras ocasiones avanzamos más y rozamos el límite de la zona de crecimiento  pero por temor a no conseguir lo que deseamos o a creer que perderemos lo que tenemos regresamos a nuestra vida habitual y cómoda.
A veces, personas cercanas que consideran lo novedoso o la incomodidad de la que hablo una ZONA DE PÁNICO, desde el desconocimiento más absoluto, nos animan a "NO AVANZAR"  y a valorar únicamente lo que tenemos actuando como freno frente a lo que querríamos conseguir (¿y si no sale bien?, ¿y si te pasa "algo"?,¿y si...? )


¿Por qué no avanzo?, ¿dónde quedaron mis sueños?, algo en mí ha cambiado, ¿qué he conseguido y qué me falta por conquistar?, ya nada es igual, ¿qué me impide dar éste paso?, ¿qué quiero?, ¿cómo me siento?, ¿cómo he llegado hasta aquí?, ya no me siento bien con lo que hago, ya no me siento VIVO…


QUIEN NO SE MUEVE DE SU ZONA DE COMODIDAD HA DEJADO DE CRECER, hace lo mismo día tras día y se encuentra en un estado mental conformista considerando que las cosas excitantes y maravillosas sólo les pasan a los demás ya que ellos tienen una gran mala suerte.

Algunas personas se mueven como pez en el agua entre las diferentes zonas y han aprendido a reinventarse en los momentos de crisis y confusión, e incluso muchas de ellas tienden a la búsqueda de nuevas experiencias sin vivenciarlas como algo crítico.
Sin duda, no nos han enseñado a normalizar la incertidumbre y gestionar eficazmente la incomodidad y el esfuerzo. Tenemos que aprender a sentir excitación ante el cambio y reajustar nuestras expectativas constantemente. Sentir incomodidad supone crecer, desarrollar nuestras capacidades  y aprender a superar los obstáculos dirigiéndonos hacia donde nos sentimos más auténticos.

Los sueños pueden alcanzarse… quien diga lo contrario está en la zona de comodidad.


Hoy empieza un nuevo reto personal y profesional. Bienvenidos


Susana Tárrega Verdú