¿Hace cuatro años proyectabas tu futuro tal y cómo es ahora tu presente?, ¿Tus metas son realistas?, ¿Te esfuerzas mucho y no consigues lo que te planteas?, ¿Te cuesta adaptarte al cambio y a las nuevas circunstancias?, ¿Tiendes a “revivir” tu pasado, disfrutar tu presente o “imaginar” tu futuro?,…
Cuando el pasado o el
futuro impiden vivir plenamente el presente, durante más tiempo del considerado ajustado a un proceso
de adaptación o de recuperación personal,
se corre el riesgo de quedarse anclado en un tiempo “imaginario o aparente”.
Del
pasado conservamos un recuerdo selectivo
y en el futuro proyectamos nuestra visión condicionada por las circunstancias
personales y situacionales vividas/percibidas. En cualquiera de los dos casos
carecemos de la posibilidad de acción
inmediata que sí permite vivir el aquí y ahora.
Ilustración de Ricardo Siri Liniers
Es
aconsejable profundizar en episodios
pasados para extraer conclusiones, aprender, “desaprender” y ”reaprender” en
base a la experiencia vivida en primera persona o de forma vicaria. Asimilar y aceptar lo vivido integrándolo
en nuestra historia vital es el primer paso para permitirnos seguir avanzando
en las diferentes áreas que componen y definen “lo que somos”.
Por
otro lado, generar expectativas y proyectar el futuro nos permite definir los
objetivos a corto, medio o largo plazo, sin perder de vista que lo que contemplamos como posibilidad futura motiva parte de las decisiones presentes. En este caso, es clave tener en cuenta que para alcanzar y mantener nuestro bienestar
global es fundamental ser flexibles, desarrollar la capacidad de
adaptación y reorganización y tener conciencia de que las circunstancias
actuales no son perennes por lo que en la medida en que vivimos en un sistema dinámico
y en constante interacción con el medio y con otras personas/agentes, hay
influencias que no podemos predecir, elementos que nos harán cambiar de ideas,
de metas o de actitud. Es importante darse cuenta de que en ocasiones tendemos a imaginar un futuro con las circunstancias y esquemas
mentales del momento actual sin
redefinir dicha imagen incluyendo las nuevas realidades que surgen.
Quien
tiende a “fijarse” en el pasado o a enfocar
su presente predominantemente en función de una visión futura rígida es probable que conviva con emociones como la
frustración, la impotencia, la nostalgia, la ansiedad o la tristeza, pudiendo
llegar este malestar a interferir en sus
áreas vitales significativas, en la imagen que tiene sobre sí mismo, el futuro
o en sus relaciones con los demás
Fuente: http://www.dosisdiarias.com/2009/08/2009-08-10.HTML
¿Por
qué “ocuparse” del/en el presente? Porque
en el aquí y ahora es donde existe capacidad de acción y disfrute.
AHORA
no puedes disfrutar "en el futuro" ni "en el pasado", ni puedes actuar sobre otro
tiempo que no sea el que estás viviendo. Conoces realmente sólo las
circunstancias actuales pero no las futuras y, es más, las pasadas ya no existen del
mismo modo. Tener conciencia de ello permite “desprogramar" dicha tendencia y facilita que la persona se centre/ocupe en el momento presente, dedicando la
justa atención a otros tiempos.
Re-ocuparse del pasado es necesario cuando no se ha
asimilado alguna situación vivida y en el presente se siente malestar
significativo derivado o motivado por ello. Una vez se integra dicha situación,
la emoción negativa se transforma y se puede llegar a mirar atrás sin quedarse “anclado”,
habiendo asimilado lo vivido y asumiendo que nuestras experiencias conforman
quienes somos ahora.
Pre-ocuparse del futuro nos permite fijar unos mínimos que
definen el trayecto que queremos recorrer AHORA (con las circunstancias e
inquietudes del momento actual). Por ello es importante no olvidar que permitirse
cambiar las metas o redefinirlas cuando las circunstancias cambian puede ser la
clave del éxito y bienestar personal. FLEXIBILIDAD y CAPACIDAD DE ADAPTACIÓN son dos elementos fundamentales.
Es recomendable:
.Conceptualizar el CAMBIO como una OPORTUNIDAD para redefinir metas, aprender, desarrollar habilidades, plantear nuevos retos y deshacernos de elementos obsoletos o tóxicos (personas, objetos, actividades, recuerdos,…) facilitando de este modo la adaptación y aumentando el éxito y efectividad en la medida en que se rentabiliza el esfuerzo y la energía.
.Redefinir
los objetivos/metas vitales regularmente y en cualquier caso establecerlos a
corto/medio plazo contando con el devenir de los acontecimientos como un
elemento enriquecedor. De este modo las metas se mantendrán vigentes y
plausibles y el esfuerzo que empleemos correlacionará con la probabilidad de
alcanzarlas.
.Visualizarse
a uno mismo en diferentes contextos
desarrolla una visión abierta que
considera la diversidad de opciones vitales y elimina la rígida visión en túnel
en la que sólo se contempla una o exclusivas opciones como válidas..Desarrollar en el presente cada una de las áreas vitales que te conforman como persona (deportista, madre/padre, hijo, pareja, amigo, lector, cocinero, profesional, oyente, compañero,…) facilita el desarrollo de un auto-concepto ajustado y realista. De este modo, potenciando actividades en las que uno se siente más auténtico, rodeándose de personas que "hacen sumar", eliminando los elementos tóxicos, recuperando inquietudes personales y formativas, …, las emociones positivas se activan, la percepción de autenticidad y reafirmación de uno mismo se instaura paulatinamente y el bienestar comienza a restituirse.
Susana Tárrega Verdú