“Nunca volveré a ser
feliz”, “No puedo hacer nada”, “Debo gustarle a los demás”, “No puedo vivir sin…”,
“Nunca conseguiré lo que deseo”, “Hay
que cumplir siempre las normas”, “No sirvo para nada”, “Soy una persona horrible”, “Soy un fracaso”, “Nadie querrá
estar conmigo”, “Soy un desastre”, “Seguro que me sale mal”, “Nadie me quiere”,
“La vida no tiene sentido”, “Tengo que hacer las cosas siempre de forma
adecuada”, "Nadie me entiende" …
Un pensamiento tóxico es aquel que:
1-Limita tu potencial
actuando como barrera e impidiendo que te desarrolles de forma integral.
Todos contamos con áreas de desarrollo vital en las que podemos
trabajar para llegar a alcanzar muchos objetivos que a priori deseamos. La
distancia que hay entre lo que deseas ser o lo que te gustaría conseguir y el
punto en el que te encuentras aquí y ahora puede mantenerse , ampliarse o bien
reducirse según las decisiones que tomas y tu implicación con tu crecimiento
personal.
¿Qué idea de base impide o enlentece tu evolución ?
¿Qué te aleja de lo que podrías llegar a ser?
2-Tiende a activarse de forma automática e involuntaria.
Esta propiedad hace que, en ocasiones, pueda resultar complejo reconocerlos o identificarlos si no contamos con la guía de un experto o bien no hemos sido entrenados para ello.
Los pensamientos tóxicos
automáticos forman parte de tu estructura cognitiva o esquemas mentales
y sobre ellos se sustentan muchas otras ideas, tus emociones y tu propia conducta.
3-Actúa como ancla,
dificultando que avances y favoreciendo que permanezcas en el mismo punto donde
te encuentras.
Tiende a paralizarte, “engancharte a” o a
frenarte.
¿Qué ideas son las que te frenan y te mantienen "anclado"?
4-Te encadena a la
inseguridad y al miedo.
Empañan el espejo donde te miras, distorsionan la imagen
que ves de ti mismo, generan inseguridad y dudas sobre tu potencial y capacidades o habilidades. Todo ello hasta el punto de que el miedo, en cualquiera de sus
vertientes, puede llegar a determinar muchas de
las decisiones que tomas.
5-Te aleja de tus
objetivos.
Te invita a no arriesgar, a no apostar por el cambio, a
valorar las oportunidades únicamente como formas de perder, a no asumir
riesgos, a no valorar si esos riesgos pueden ser asumibles, a conformarte o a
no rescatar tus sueños o deseos.
6- ES IRRACIONAL: No supera los criterios de análisis (el de evidencia/realidad
objetiva, el de intensidad emocional, el de utilidad/funcionalidad o el formal/forma
de expresarlo).
Cuando contamos con un pensamiento tóxico que se presenta de
forma automática e involuntaria tendemos
a darlo por válido sin someterlo a un análisis exhaustivo. Solemos dar credibilidad
a una idea o pensamiento sólo por el mero hecho de que se presenta sin
más en nuestro estado consciente. Ahora bien, ¿puedo encontrar pruebas que lo avalen de forma objetiva?, ¿mis emociones se
corresponden con la situación que vivo?, ¿cómo me hace sentir pensar así?, ¿para
qué o de qué me sirve?, ¿en qué términos lo expreso: como una obligación
(debería, tengo que…), generalización, pensamiento todo-nada,..?,
¿estoy siendo extremista en su valoración?,…
Este tipo de cuestiones son las que nos permiten concluir si
nos encontramos ante un pensamiento irracional, rígido y nada realista.
7- Lo aprendimos dándolo por válido sin más, sin detenernos a analizar su conveniencia.
7- Lo aprendimos dándolo por válido sin más, sin detenernos a analizar su conveniencia.
Lo que piensas sobre
ti, sobre los demás y sobre el mundo y
la forma en la que lo expreses en tu fuero más interno condiciona en gran medida como te sientes contigo mismo, con los demás
y con el mundo; y cómo es tu conducta con respecto a ti mismo, con respecto a los demás
y con respecto al mundo.
La fuerza del pensamiento no es otra que la de actuar
como revulsivo o motor activando unas emociones/sentimientos (y no otros), y unas
conductas de entre las que se dispongan en el repertorio conductual. Lo que pienso tiene una relación directa
con lo que siento y éste a su vez con cómo actúo (o no actúo). Dicho de
otro modo, toda conducta viene precedida por un estado emocional y por
pensamientos concretos.
Detectar un pensamiento tóxico, analizarlo y reemplazarlo
por otro alternativo que se exprese en términos racionales, que se ajuste a la
realidad más objetiva, que nos haga sentir emociones neutras o positivas y que nos
ayude a aproximarnos a nuestras metas, es un ejercicio que promueve el estado mental
saludable y fortalece nuestros esquemas mentales frente a la "toxicidad". De igual modo, nos prepara para afrontar de
forma exitosa las dificultades inherentes al hecho de estar vivo y vivir.
Te invito a que te plantees esta pregunta:
¿Sabes detectar tus pensamientos tóxicos y cómo reemplazarlos?
Susana Tárrega Verdú
¿Sabes detectar tus pensamientos tóxicos y cómo reemplazarlos?
Susana Tárrega Verdú